los Terapia con yodo radiactivo es un método de medicina nuclear que puede usarse para tratar enfermedades de la glándula tiroides. Este procedimiento es particularmente eficaz en el caso de tiroides hiperactiva, formación de bocio o carcinoma de tiroides.
¿Qué es la terapia con yodo radiactivo?
UNA Terapia con yodo radiactivo se utiliza para problemas de la glándula tiroides. Este órgano con forma de mariposa, que se encuentra en la zona del cuello frente a la tráquea, es responsable de almacenar yodo y producir hormonas tiroideas.
Las hormonas tiroideas son de gran importancia para el metabolismo energético del cuerpo y las enfermedades de este órgano suelen estar asociadas con una variedad de molestias en todo el cuerpo. En la terapia con yodo radiactivo, el paciente recibe el isótopo radiactivo del elemento yodo. Este ingresa a la sangre a través del tracto digestivo y se acumula en la glándula tiroides.
La parte del yodo radiactivo que no se almacena en la tiroides se excreta a través de los riñones en unos pocos días y no representa un problema de salud para el cuerpo.Las terapias con yodo radiactivo se utilizan para diversas enfermedades de la tiroides. Estos incluyen crecimientos benignos de la tiroides, que liberan hormonas independientemente de las células tiroideas reales, o la enfermedad autoinmune de Graves, que conduce a la formación de bocio.
Función, efecto y objetivos
Eso es particularmente efectivo Terapia con yodo radiactivo si tiene una tiroides hiperactiva. Una tiroides hiperactiva se desencadena por la autonomía de algunas de las células tiroideas. Estas partes del tejido producen un exceso de hormonas porque no están bajo control general.
El objetivo de la terapia con yodo radiactivo es matar estas células de la tiroides que funcionan de forma autónoma para que ya no puedan producir un exceso de hormonas. El yodo radiactivo almacenado en la tiroides se descompone y emite radiación beta, que destruye el tejido circundante. Este modo de acción se utiliza en la terapia con yodo radiactivo para matar las células de la tiroides que producen el exceso de hormona.
Las áreas del tejido tiroideo que liberan demasiadas hormonas y hacen que el paciente presente síntomas de sobrefunción son muy activas y tienen un metabolismo rápido, el yodo radiactivo se deposita principalmente en dichas células y las destruye. El tejido tiroideo sano no está dañado. Una terapia con yodo radiactivo también puede ser prometedora en enfermedades que no provocan una tiroides hiperactiva. Estos incluyen carcinomas de tiroides o agrandamiento de la tiroides.
El principio de acción de la terapia es el mismo que para una tiroides hiperactiva. En el caso de una glándula tiroides agrandada, el tratamiento con yodo radiactivo puede conducir a una reducción considerable del tamaño del bocio y los síntomas asociados, incluso sin hiperfunción. En muchos pacientes, el bocio puede incluso eliminarse por completo. El cáncer de tiroides se puede tratar de manera muy eficaz con el método del yodo radiactivo. La mayoría de las células degeneradas acumulan yodo y pueden ser destruidas por la radiación beta cuando se descompone.
En el caso del cáncer, el paciente recibe una dosis más alta de yodo radiactivo que en el caso de una tiroides hiperactiva. Esta terapia se usa a menudo después de una extirpación quirúrgica parcial del carcinoma de tiroides para poder eliminar el tejido degenerado restante. En muchos casos, esto se puede utilizar para curar el cáncer de tiroides.
Riesgos, efectos secundarios y peligros
El tratamiento de la tiroides con yodo radiactivo no es una terapia peligrosa y solo muy raramente tiene efectos secundarios indeseables. Sin embargo, debido a la radiactividad del yodo utilizado, son necesarias ciertas medidas de precaución. Se aconseja a los pacientes que beban lo suficiente en los dos primeros días después de tomar el yodo radiactivo porque el yodo que no está enriquecido en la glándula tiroides se excreta en la orina y esto debe ocurrir lo más rápido posible para no poner en peligro innecesariamente la vejiga urinaria.
Además, se recomienda aumentar el flujo de saliva, por ejemplo, aspirando gotas ácidas, porque una pequeña proporción del yodo radiactivo también se excreta en la saliva. Para no poner en peligro a otras personas con una mayor exposición a la radiación, los pacientes deben durante el Terapia con yodo radiactivo ser admitido en una sala de hospital especialmente designada. La exposición a la radiación de los órganos internos del paciente es baja. El yodo radiactivo se degrada rápidamente y emite principalmente radiación beta.
Esta radiación tiene un alcance muy corto, que está en el rango milimétrico, por lo que apenas afecta a otros órganos. Los estudios muestran que no existe una tasa de mortalidad por cáncer más alta en las personas tratadas con yodo radiactivo que en el resto de la población. En casos raros, los efectos secundarios pueden ocurrir directamente durante o después de la terapia. Sin embargo, estos no suelen ser peligrosos y pueden tratarse bien.
El efecto secundario agudo más común es la inflamación de la glándula tiroides, que puede ocurrir unos días después de comenzar la terapia. Sin embargo, esto se puede tratar de manera rápida y eficaz con medicamentos antiinflamatorios y analgésicos y generalmente es inofensivo.