Como Furosemida se llama diurético de asa. El medicamento tiene un efecto diurético y se usa para el edema o la presión arterial alta.
¿Qué es la furosemida?
El ingrediente activo furosemida pertenece al grupo de medicamentos conocidos como diuréticos de asa. Estos tienen la propiedad de excretar grandes cantidades de líquido tisular del cuerpo, lo que se realiza mediante la inhibición de una proteína de transporte en el riñón.
Los medicamentos diuréticos se administraron en forma de compuestos tóxicos de mercurio ya en 1919. No fue hasta 1959 que la empresa alemana Hoechst desarrolló un ingrediente activo llamado furosemida, que no contenía mercurio. La patente de furosemida se registró en 1962, por lo que pronto se utilizó el medicamento.
Hasta el día de hoy, la furosemida es uno de los fármacos diuréticos más potentes.
Efecto farmacológico
La furosemida tiene un efecto de inicio rápido y fuerte. Esto se logra bloqueando el cotransportador de la proteína de transporte Na-K-2Cl dentro del riñón o en la sección ascendente del asa de Henle.
Debido al bloqueo, se inhibe la absorción de agua, cloruro, sodio y potasio. De esta forma, se forma más orina, que luego se excreta más. Esto, a su vez, conduce a una rápida degradación de la retención de agua en el tejido corporal.
Dependiendo de la dosis utilizada, la furosemida puede estimular el control hormonal de la producción de orina. Este efecto es importante en el tratamiento de trastornos funcionales de los riñones.
La furosemida también puede reducir la presión arterial alta. Para este propósito, el medicamento estimula la excreción de sal de mesa (sodio). Debido a que la furosemida también dilata los vasos sanguíneos, puede estimular el flujo sanguíneo a los riñones. En el caso de un músculo cardíaco débil, la furosemida elimina la tensión del corazón. Por ejemplo, el ensanchamiento de las venas hace que la presión baje, lo que tiene un efecto negativo en el corazón.
Si la furosemida se administra por vía intravenosa, pueden escapar del organismo grandes cantidades de agua de hasta 50 litros por día.
Aproximadamente dos tercios del diurético de asa se absorben en la sangre a través del intestino. El hígado metaboliza alrededor del 10 por ciento del ingrediente activo. El cuerpo excreta el resto de la cantidad nuevamente sin ningún cambio, lo que ocurre a través de las heces y la orina. Después de unos 60 minutos, alrededor del 50 por ciento de la furosemida ha abandonado el organismo.
Aplicación y uso médico
Las áreas de aplicación de furosemida incluyen el tratamiento del edema (retención de agua en el tejido) debido a enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, enfermedades hepáticas como cirrosis hepática, disfunción renal, vientre de agua (ascitis) o quemaduras graves.
La furosemida también se puede utilizar contra el edema pulmonar, ya que elimina el líquido de forma rápida y eficaz. El diurético de asa también se considera útil para prevenir la insuficiencia renal aguda.
La furosemida se puede usar tanto a corto plazo como como parte de una terapia a largo plazo. En la mayoría de los casos, el medicamento se administra en forma de tabletas o cápsulas que liberan el ingrediente activo de manera retardada. También es posible la infusión.
Los comprimidos se toman por la mañana con el estómago vacío y agua. Las dosis más altas pueden repartirse durante todo el día y tomarse varias veces. La dosis recomendada varía entre 40 y 120 miligramos al día. En algunos casos, sin embargo, puede resultar útil una dosis de hasta 500 miligramos.
Si se administra tratamiento contra la presión arterial alta, la furosemida generalmente se combina con otros medicamentos antihipertensivos. Este proceso aumenta la efectividad y reduce los efectos secundarios.
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➔ Medicamentos contra el edema y la retención de aguaRiesgos y efectos secundarios
Aproximadamente uno de cada diez pacientes experimenta efectos secundarios indeseables después de tomar furosemida. Estos incluyen principalmente somnolencia, apatía, fluctuaciones de la presión arterial al cambiar de posición corporal, sed, pérdida de apetito, aumento de la excreción de orina, debilidad muscular, arritmias cardíacas, sensaciones anormales en los nervios, parálisis parcial y flatulencia.
Además, puede provocar una inflamación pronunciada de la piel, enrojecimiento, erupciones cutáneas, sensibilidad a la luz y calambres. En casos raros, se producen mareos, presión en la cabeza, tensión en los músculos, sequedad de boca, trastornos auditivos, problemas gastrointestinales, anemia, ataques de gota (con exposición previa), picazón e inflamación del páncreas.
En el peor de los casos, la furosemida puede provocar un volumen de sangre demasiado bajo, deshidratación del cuerpo y colapso circulatorio. La trombosis también es posible en personas mayores.
Las contraindicaciones de la furosemida incluyen una disminución severa del potasio en la sangre, disfunción hepática severa asociada con pérdida del conocimiento, disfunción renal en la que hay una falta de producción de orina e hipersensibilidad al fármaco o sustancias químicamente relacionadas como trimetoprim o sulfonamidas.
Si el paciente padece gota, diabetes mellitus (diabetes), arterias coronarias estrechas, deficiencia de proteínas, trastornos del flujo urinario, trastornos circulatorios en los vasos cerebrales, disfunción renal y encogimiento del hígado, debe tener especial cuidado durante el tratamiento con furosemida. En el caso de un trastorno del flujo urinario, se debe garantizar un flujo libre de orina, de lo contrario, la vejiga urinaria corre el riesgo de estirarse demasiado.
Durante el embarazo, es recomendable tomar furosemida solo en casos excepcionales. El tratamiento no debe durar mucho tiempo. En experimentos con animales, por ejemplo, los embriones fueron dañados por furosemida. Dado que el ingrediente activo tiene un efecto negativo sobre la circulación sanguínea en la placenta y el útero, no se pueden descartar trastornos del crecimiento en el niño. La furosemida no debe tomarse durante la lactancia, ya que el agente pasa a la leche materna, lo que a su vez causa daño al bebé.
En el caso de un parto prematuro, existe el riesgo de formación de cálculos renales en el niño a través de la administración de furosemida. Por esta razón, los riñones deben controlarse regularmente con exámenes médicos de ultrasonido.